Grupo la Misión 4 y 5 Paso

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lunes, 26 de abril de 2010

2010 “EL PUNTO ESENCIAL NO ES LA FELICIDAD”

“EL PUNTO ESENCIAL NO ES LA FELICIDAD”



No creo que la cuestión está en la felicidad o la infelicidad. ¿Cómo abordamos los problemas que se nos presentan? ¿Cómo aprendemos mejor de estos problemas, y cómo transmitimos lo que hemos aprendido a otra gente que desee estos conocimientos?


TAL COMO LA VE BILL, No. 306





En mi búsqueda de “ser feliz”, cambié empleos, me casé y me divorcié, tuve fugas geográficas y me metí en deudas: Financieras, emocionales y espirituales. En A.A. estoy aprendiendo a madurar. En vez de exigir a la gente, los lugares y las cosas que me hagan feliz, puedo pedir a Dios que me haga aceptarme a mí mismo. Cuando me abruma mi problema, los Doce Pasos de A.A. me ayudarán a desarrollarme a través del dolor. La experiencia que gano puede ser un regalo para otros que sufren del mismo problema. Como dijo Bill, “Cuando llega el dolor, se espera de nosotros que aprendamos de buena gana la lección que nos deje y ayudamos a otros a aprender. Cuando la felicidad llega, la aceptamos tal como un don y le damos gracias a Dios por ella”.

Compañeros buenos días soy Armando un enfermo alcohólico adicto, En mi búsqueda egoísta de mi felicidad tuve que sufrir emocionalmente y refugiarme y sumergirme en mi soberbia y orgullo, entonces sumido en la depresión encontré, alcohol y droga en mi vida, pensé que era feliz por que nadie me llamaba la atención, sin darme cuenta yo llamaba la atención para salir de esas tinieblas, a mi llegada a A.A. no fue fácil aceptar que estaba mal, sentía que realmente era feliz y que era la mejor persona del mundo, cuando me di la oportunidad de abrir mi mente, corazón y espíritu algo empezó a cambiar dentro de mi, hoy en día empiezo a aceptarme más y más, no ha sido fácil, pero con la ayuda de Dios y de mi agrupación, estoy lleno de vida y motivación para seguir adelante, ya no busco la felicidad como algo material y que pueda tocar, simplemente me doy la oportunidad de aceptar a otros y aceptarme a mi mismo para que la felicidad que hoy busco sea de aprendizaje. Espero que mi Poder Superior me conceda más 24 horas para poder transmitir ese poco conocimiento que hoy tengo para poder apoyar al hermano alcohólico que esta por llegar, para que se pueda completar ese círculo de felicidad, espero que tú tengas la misma oportunidad que yo, que sólo por hoy ya no la busques y sólo la sientas a través de ese maravilloso legado, EL SERVICIO.

miércoles, 14 de abril de 2010

La Fe en Dios llegará

En un principio, yo rechacé cualquier parte del programa de AA que se refiriera a Dios en cualquier forma. Inclusive permanecía en silencio cuando cerraban la junta con la Oración de la Serenidad (de todas maneras yo no me la sabía).
Mirando en retrospectiva, no creo que fuera yo un agnóstico, ni tampoco un ateo. Pero lo que sé es esto: no podía aceptar nada de "ese asunto de Dios", ni quería llegar a creer, ni tener un despertar espiritual. Después de todo yo había llegado a AA para lograr la sobriedad y, ¿qué tenía que ver con esto, todo ese enredo de Dios?
A pesar de toda mi estúpida arrogancia, ustedes me amaron, mantuvieron extendida su amistosa mano y estoy seguro, usaron una prudente sabiduría tratando de que el programa entrara en mí. Pero yo solamente podía oír, lo que quería oír.
Permanecí seco un buen número de años y, entonces, como ya habrán adivinado, bebí otra vez. Era inevitable. Había admitido solamente aquellas partes del programa que encajaban dentro de mi vida, sin ningún esfuerzo de mi parte. Yo era aún el egoísta auto-centrado que siempre había sido, lleno aún de mis viejas aversiones, egoísmos e incredulidad; tan falto de madurez como cuando llegué a AA.
Esta vez, cuando llegué de nuevo al hospital, carecía totalmente de esperanza. Después de todo ustedes me habían dicho que AA era la última esperanza para el alcohólico, y yo había fracasado; no había ya nada más por hacer. En ese mismo momento mi hermana tuvo la ocurrencia de mandarme un recorte de una hoja de la Escuela Dominical. No era una carta, solo un recorte impreso que decía: "Reza con incredulidad; pero reza con sinceridad; y la fe llegará".
¿Rezar? ¿Cómo podía yo rezar? Yo no sabía rezar. Sin embargo, yo estaba dispuesto a hacer lo que fuera por lograr mi sobriedad y algo que se pareciera a una vida normal. Creo que me había rendido. Dejé de pelear. Acepté simplemente aquello en lo que no podía verdaderamente creer y mucho menos comprender.
Comencé a rezar, pero no de una forma formal. Simplemente le hablaba a Dios, o más bien, le gritaba: "Querido Dios ayúdame, soy un borracho". No tenía nada a que recurrir, excepto a ese Dios que no conocía.
No recuerdo ningún cambio inmediato, dramático, en mi vida; pero si recuerdo haberle dicho a mi esposa, cuán falto de esperanza me parecía el panorama. Siguiendo su sugerencia empecé a releer el Libro Grande y Los Doce Pasos, y ahora encontraba en ellos muchas cosas que antes no había encontrado. No rechacé nada de eso, simplemente acepté lo que estaba escrito, tampoco leí nada que no estuviera ahí.
Una vez más, nada cambió de un día para otro. Pero, al correr del tiempo, he adquirido una fe ciega y, sí, infantil por aceptar a un Dios que no comprendo y al Programa de AA tal como está escrito; así puedo mantener mi sobriedad sólo por un día. Si he de tener algo más que esto, llegará conforme pase el tiempo, tal como han llegado otras cosas buenas.
Ya no considero necesario, como lo hice durante años, probar mi incredulidad en Dios mediante mis razonamientos y actos. Ni tampoco considero necesario probármelo a mi mismo o a otros. No; lo único que cuenta y la única prueba que tengo que hacer es a mi mismo y a Dios, tal como yo lo comprendo o como no lo comprendo. Estoy seguro que me desviaré del camino de vez en cuando, pero tengo que aprender a perdonarme a mi mismo, tal como Dios ha perdonado mi pasado.
Creo que he tenido un despertar espiritual el cual no sé como haya podido ser, y de que seguirá adelante sin limitaciones en tanto yo continúe practicando este programa en todos mis actos diarios. para mí, no existe "un lado espiritual" del programa de AA; el programa es espiritual en su totalidad; bajo mi punto de vista, algunas de las evidencias de un despertar espiritual son : madurez; el fin de un odio habitual; la capacidad para amar y ser amado en correspondencia; la capacidad de creer, aún sin comprenderlo; que Algo hace que el sol salga por la mañana y se oculte durante la noche, que también hace que las hojas de los árboles broten en la primavera y se caigan en otoño; y que les da trinos a los pájaros. ¿Por que no dejas que este Algo sea Dios?
Tomado de LLegamos a creer, pág. 58-60